08 julio 2006

Mecanógrafo profesional


Rafael Saldaña trabajaba como mecanógrafo profesional para la guía telefónica de una poderosa compañía de ámbito estatal; durante ocho horas diarias introducía en el ordenador aproximadamente unos mil seiscientos nombres con sus respectivos apellidos, dirección del domicilio y teléfono de contacto. Cuando le explicaba a sus compañeros del C.M.S.A.L (“Colectivo de Manualidades Sin Animo de Lucro”) su profesión, aseguraba que era un escritor bastante reconocido y que todos los años editaba una obra anual. Aunque ninguno de los miembros del grupo reconocía haber visto ningún título de Rafael Saldaña, todos sus receptores afirmaban por miedo a descubrir ante los demás su desafortunada ignorancia.

Después de una dura jornada de trabajo Rafael Saldaña ponía cubiertos para uno, cenaba, se lavaba los dientes y se introducía en la cama. Antes de dormir le gustaba hacer balance. Rafael Saldaña sabía que su aportación a la sociedad era valiosa:

Cada año juntaba aproximadamente a 522 parejas, aunque de estas un tercio utilizaría la misma vía para terminar con la relación. Según sus cálculos, dos tercios -trescientas cuarenta y ocho- prosperarían. Sin su ayuda nunca hubiera sido posible la venta de objetos de segunda o tercera mano, ni el regalo de mascotas, colchones o bicicletas estáticas. Algunos encontrarían trabajo y otros a un antiguo amigo del que creían haber perdido todo contacto. Unos pocos utilizarían su obra como calzador para mesas que cojean.

Entonces, justo antes de que las ondas de su cerebro pasaran del estado alfa al theta y diera así por inaugurado su sueño, Rafael Saldaña sonreía; sabía con seguridad que era el hombre más afortunado que conocía.

(Imagen: Rosa Muñoz)

5 comentarios:

Christian Vázquez dijo...

Me encantan tus letras...creo que ya lo había dicho antes, no?...en fin lo repito: me encantan tus letras.

Levtos dijo...

¿No es curioso que el señor Saldaña se sienta afortunado y a quien lo observa se le antoje triste su destino? Muy muy hábil escritora, señorita.

Pasaré a recogerla volando.

Suyo, L.

alejandro cronopio dijo...

con héroes anónimos el mundo se salva...

Anónimo dijo...

Tu blog es bonito. Está lleno de cosas que podrían ser mentira. :D

Anaïs dijo...

precioso. Besos