10 octubre 2005

Secretos

Tienes que saber que detesto los domingos que llueve en Madrid, no hay nada que hacer a parte de mirar la calle tras el cristal... Me gustaría decirte que soy extremadamente sensible y que me asusta imaginar que estoy en un lugar en el que nadie me necesita. Aunque ni siquiera sea de interés, como puedes ver, me gusta andar descalza por el piso, llevar las uñas de los pies cortísimas y pintármelas de rojo. Además sabes que me ilusiono y desilusiono con igual facilidad... Seguro que ya habrás descubierto que no soy especialmente divertida, que prefiero escuchar antes que hablar y que disfruto cuidando de las plantas que crecen en mi ventana: Pensamientos morados, blancos, y amarillos... ¿De qué color serán hoy los míos?

Podría confesarte que soy desordenada... Podría decirte tantas cosas... aunque casi con seguridad preferirás que no continúe. Con frecuencia no queremos saberlo todo del otro; preferimos seguir con la ilusión de imaginarlo a nuestra medida.

Cuándo se nos acaben los secretos... ¿cómo serán aquellas dos personas que ya no podremos seguir inventando?... ¿se llevarán bien?, ¿cuidarán el uno del otro cuando estén resfriados?, ¿se llevarán el desayuno a la cama?, ¿leerán juntos el periódico de los domingos?

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