Era 4 de agosto. Cuando nació, las matronas apartaron con cuidado las sábanas, para que la primeriza no confundiera aquel cuerpecito con la impoluta tela, y la dejaron suavemente en el regazo de su madre. Horas después el doctor explicó a la asustada madre que aquella niña era albina y que su piel era incompatible con los rayos solares, por eso sólo podría salir a la calle por las noches. Quizá para compensar esta pérdida y poco antes de que madre e hija se situaran delante de la pila bautismal, le susurró al cura que la bautizara con el nombre de Luz.
Desde el alumbramiento nunca más se volvieron a descorrer las cortinas en aquella casa. La pequeña por la mañana recibía clases de matemáticas, naturaleza, física, química y lengua latina. Para cubrir las horas de la tarde aprendió a tocar el violín. Siempre fue una alumna aventajada.
Luz siempre vestía con colores pálidos, delicados tejidos bordados que a veces modificaba ella misma. Le gustaba el blanco, posiblemente porque hacía que destacara en la oscuridad.
En el pueblo comenzó a extenderse la voz: alguien había visto un espectro. La gente mayor solía mirarla de reojo, estaban convencidos de que podría hechizarles. Los jóvenes, eran más cautos. Sabían que Luz tenía unas medidas proporcionadas, y, aunque en silencio, admiraban sus movimientos elegantes. Decían que su piel era fría (ellos alguna vez se preguntaron si serían capaces de templarla), además se comentaba que nunca nadie había escuchado uno sólo de los latidos de su corazón. Alguna vez en secreto cada uno de ellos se imaginó del brazo de Luz: todos querían saber cómo besaba un fantasma.
2 comentarios:
Yo tengo un colega albino, pero creo que no es albino del todo, una vez me explicó algo de que hay varias gradaciones y el puede ponerse a la luz y esas cosas, tiene que tomar la tira de precauciones en cuanto a tiempo de exposición, llevar gafas de sol, cosillas así, pero lo lleva bastante bien.
Y también hay una cosa cierta, dan miedo, a mi no por que lo conozco, pero a la gente se le nota la aprensión cuando les habla y esas cosillas, no es exactamente miedo, pero a la peña le notas algo raro cuando está ante él.
He "tomado prestado" tu personaje para un relato. Ha surgido así, lo necesitaba.
Espero no haberle causado ningún perjuicio y que sea de tu agrado.
Un saludo.
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