26 febrero 2006

La invitada especial


De nuevo, el vecino de abajo ha montado una fiesta privada en su habitación, como desde hace unos meses, el tiempo exacto desde que conoció a esa chica desgarbada de pelo lacio. A veces me fastidia ser la invitada especial a una velada tan íntima sin pretenderlo. He descubierto que son los tubos de la calefacción los que suben el sonido despedido hacia arriba como dentro de una nave espacial. 5,4,3,2,1… Es lo que tienen estos pisos de paredes de papelillo; A veces escucho los muelles oxidados de la cama del primero segunda, otras el martillo en reformas del tercero primera y casi todas las mañanas los gritos de la familia de al lado. A veces me da por pensar… ¿Si supieran que aparte de pintura sus paredes se revisten (por cuatro lados) de orejas, sentirían alguna clase de pudor?
En fin, cosas de la arquitectura.

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